Mi Tiempo

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Si algo he aprendido con el tiempo es a respetar mi tiempo. En un mundo como éste que vivimos, cada día el tiempo es menos respetado, sin embargo, el problema no es que alguien irrespete mi tiempo, sino que yo misma lo haga.

Pienso en cada vez que me encuentro “perdiendo mi tiempo”.  No sólo cuando me enfrento a un tránsito vehicular de locos, sino cuando una persona llega tarde a una cita concertada o cuando alguien no tiene la delicadeza de hacerme saber que no llegará.

Hace unos días, comprendí que quienes irrespetan mi tiempo no son los demás, sino yo misma cuando acepto que lo hagan.

Por eso, tengo un nuevo propósito y me gustaría compartirlo, ya que lo considero valioso de adquirir: No volver a irrespetar mi tiempo y, con ello, no volver a irrespetar el tiempo de los demás.

Si analizamos la importancia del tiempo, si de verdad abrimos los ojos ante lo terrible que es perderlo, comenzaremos a irnos de citas que nos hacen esperar sin consideración y hasta pensaríamos dos veces antes de invertir nuestro tiempo en alguien más.

El tiempo es la vida misma. Cada que nos encontramos estáticos o “esperando”, en realidad estamos perdiendo el tiempo, cuando golpeamos los dedos sobre el volante esperando a que el tránsito avance, estamos perdiendo el tiempo.

¿Y cómo dejar de perder mi tiempo? ¿Cómo no permitirme a mí misma perderlo sentada esperando a que algo suceda? ¿Cómo pelear con los tiempos perdidos que no nos queda de otra más que perderlos? Llegué a dos conclusiones y acciones a la vez.

La primera es siempre traer un libro en mi cartera para nutrir mi intelecto cada que no me queda más que esperar a una cita retrasada. Incluso en el carro puedo no perder mi tiempo si compro un audiolibro y lo escucho mientras conduzco o cuando me agarre un embotellamiento.

Decidí que la única que irrespeta su propio tiempo soy yo, si no lo pongo en uso cuando lo inevitable sucede.

La segunda es: levantarme e irme, sin miedo a reagendar, sin miedo a decirle a la persona que me ha hecho esperar que mi tiempo es valioso y por favor lo considere. No perder un solo segundo más cuando siento que lo estoy haciendo.

¿Cuántas veces te han hecho esperar y con un simple “lo siento” falso, sonríes y te quedas con el entripado?

Poner límites con la gente y con uno mismo es fundamental. No podemos esperar que los demás nos respeten si nosotros mismos no nos respetamos y nos quedamos callados como si nada pasara.

Todo esto hace parte de tomar consciencia con los demás y con uno.

Cuando entiendes el valor de tu tiempo, también comprendes el valor del tiempo de los demás, ello te lleva a ser considerado y avisar si vas tarde o cancelar si de plano se te complicaron las cosas.

Hace poco una amiga me dijo la palabra clave: educación. Debemos educarnos para honrar el tiempo ajeno, pero también debemos educarnos para exigir a los demás que respeten nuestro tiempo.

Comienza respetándote a ti, lo demás llega por añadidura.

#GraciasPorConectar

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Ana Bolena Meléndez

La meditación es la energía que me mueve, a través de ella experimento magia. En M EDITA podrás encontrar meditaciones terapéuticas guiadas por mi, así como contenido con técnicas de respiración, visualización y sanación.

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