Enfermedades y Desbalances Femeninos y las emociones detrás

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¡Amoras of my heart!

Este tema me apasiona mucho porque me ha enseñado a ver mis propias dolencias desde una perspectiva más holística y con eso me refiero a más integral.

Todas las enfermedades comienzan en la mente y se derivan de pensamientos, creencias y emociones que perpetuamos y que, eventualmente, se expresan en el cuerpo. Esto es cuando ya estan tan arraigadas que presentan síntomas.

Mi invitación aquí es a que tengan en cuenta siempre lo que hay detrás de lo que les está pasando. Si te duele la cabeza, está bien que te tomes una pastilla pero lo que no está bien es que no hagas consciencia de qué es lo que te está generando ese dolor, si es tensión por ejemplo, entonces cómo aliviarás esa tensión. Las pastillas tienen una duración de efecto, pero si solucionas la emoción o la creencia detrás de la enfermedad estarás atacando a la raíz.

A continuación les pongo los desbalances Físicos más comunes en nosotras las mujeres y personas con útero. Si me falta alguno, ¡déjame un comentario! y alimento este documento para que estemos incluídas todas.

MI recomendación para trabajar todos estos DESBALANCES será la Obsidiana Negra pues es el Yoni Egg que nos conecta con todas esas EMOCIONES de baja frecuencia que son las causantes de todos los desbalances que conocemos.

Recuerda que todo está primero en la mente y después en el cuerpo.

Todo esto está abstraído del DICCIONARIO DE LAS ENFERMEDADES [Jackes Martel]

Primero lo primero:

¿QUÉ ES EL PRINCIPIO FEMENINO O LA ENERGÍA FEMENINA?

Que yo sea hombre o mujer, el cerebro derecho y el lado izquierdo del cuerpo representan el principio femenino (el yin), sede de la creatividad, dones artísticos, compasión, receptividad, emociones e intuición, y se refiere a mi naturaleza interior. Se manifiesta también por la ternura, la sensibilidad, la dulzura, la armonía, la belleza, la pureza. Me vincula a mi naturaleza femenina y a la de los demás. Las principales dificultades sentidas se vinculan a la expresión de los sentimientos. ¿Me siento bien cuando animo a alguien? Soy capaz de decir “te quiero”, “tengo pena”? No me siento a mis anchas cuando soy el o la que recibe, en particular cuando se trata de amor. Lo quiera o no, el principio femenino forma parte de mí. La actitud que desarrollé frente a mi naturaleza femenina tiene un nexo directo con las relaciones que entretuve con las mujeres de mi vida: madre, hija, amiga, esposa, etc. El modo en que voy a expresar mi feminidad (sea la facilidad o la dificultad) dependerá en gran parte del modelo de los padres y de mi identificación con uno u otro de los padres.

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La endometriosis es la formación de fragmentos de mucosas en el exterior de la pared uterina. Se vincula con el rechazo inconsciente de la maternidad. ¿Me hacen temer mis aspiraciones y mi vida de pareja que un niño lo cambie todo en mi vida? Dudo de mis capacidades de ser una buena madre. También puede suceder que no acepte el mundo en el cual vivo. ¿Si no acepto este mundo, cómo puedo traer al mundo a otro ser? Sin embargo, incluso antes de nacer, elegí venir a este mundo. Tomo consciencia de la relación entre mis temores, mis dudas, mi incertidumbre y la situación que vivo y acepto expresar abiertamente lo que siento.


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La pelvis es la parte ósea que reúne y separa al mismo tiempo la parte inferior de la parte superior del esqueleto humano. Es el lugar de origen de todos los movimientos de desplazamiento, locomoción y acción del cuerpo. Corresponde al hecho de lanzarme en la vida. La pelvis representa el poder bajo todas sus formas. Es el recipiente que acoge las energías del poder que mantienen el ego. Si tengo una pelvis ancha o muy ancha creo inconscientemente que la vida o las situaciones de mi vida limitan mi poder. Intento pues recogerlo. Intento compensar físicamente, bloqueando de un modo involuntario todas las energías en este lugar (miedo, inseguridad, cólera). Seguirá quizás un malestar o un conflicto en lo que se refiera a mi sexualidad. Es importante que las energías circulen más armoniosamente en mi cuerpo y que crea sinceramente que hice lo conveniente. Incluso si quiero coger poder, puedo tomar consciencia y aceptar con el corazón que no hay poder por coger salvo el del plano mental. Si quiero liberar todas estas energías y encontrar un mejor equilibrio energético, empiezo a amarme tal como soy, a manifestar mi alegría, confianza y fe en todo lo que hago. Vacío este recipiente de poder y dejo circular la vida. Por otra parte, si siento algunas dificultades al nivel de mi pelvis, es posible que aprecie la importancia de mis necesidades fundamentales como la vivienda, la alimentación, la sexualidad. Debo reconsiderar la importancia que debo atribuir a los diferentes aspectos de mi vida para que esté sentada en bases sólidas y sanas.


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Los problemas de los ovarios indican un profundo conflicto en cuanto al hecho de ser mujer, a la expresión de mi feminidad, o al hecho de ser madre. Puedo también haber dejado de lado el lado creativo que está presente en mí. Es como si me “cortase” de una parte de mí – misma, porque los ovarios son el principio de la creación de la vida y se sitúan en la pelvis, que es la región en donde puedo dar a luz a un niño, pero también a nuevos aspectos de mí – misma, ahí en donde puedo descubrirme otra vez. Puede pues existir un conflicto interior frente a la creación y al descubrimiento de mi propia vía. Un quiste de los ovarios indica la acumulación de energía emocional o sentimientos contrarios, vinculados con la energía de los ovarios. En cuanto al cáncer de los ovarios, se puede desarrollar después de un acontecimiento en que viví la PÉRDIDA de un ser querido. El paralelo al cáncer de los ovarios en el hombre es el cáncer de los testículos. Frecuentemente el ser querido es uno de mis hijos muerto en un accidente, después de una enfermedad o de un aborto. Puede tratarse de una persona con quien no tengo vínculos sanguíneos pero que “amo tanto como si fuera mi hijo”. El sentimiento de pérdida puede vivirse con un elemento abstracto como por ejemplo: “Desde que tiene este nuevo trabajo, mi marido ya no está en casa, vuelve tarde, ya casi no nos hablamos, siempre tiene su trabajo en la mente. He perdido a mi marido! Si esto sigue así, el trabajo destruirá nuestro matrimonio...” Por lo tanto, “he perdido” al hombre que conocía antes y con quien era feliz, lo cual hoy ya no soy. Puede tratarse de la pérdida de un proyecto que amaba y que abortó. Y de hecho, si era el instigador de dicho proyecto, cuando hablaba a los demás, se trataba de “mi bebé”. Cualquier sea la situación, es importante que acepte todos los sentimientos que me habitan, que los exprese para que mi herida interior pueda curar y que pueda girarme hacía el futuro con una mirada más positiva y llena de proyectos por realizar.


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Un quiste se forma cuando entretengo remordimientos frente a una situación pasada, cuando guardo en mí pena, aflicción, dolores; también pueden ser remordimientos frente a un proyecto, a un deseo que no pude realizar. Me “hinché”, “acumulé” informaciones, datos de todo tipo para un proyecto que jamás pude llevar a cabo: se volvieron presos de mi cuerpo y de mi mente. Es una negación del perdón. “Me perdono, me amo. Me giro hacía el porvenir, estoy en paz”. El quiste puede corresponder también a la solidificación de actitudes y de “patterns mentales” que se acumularon inconscientemente durante cierto período de tiempo. Éstos pueden servirme de barrera de protección, manteniéndome apresado dentro de un marco bien delimitado y evitándome enfrentarme con ciertas personas o ciertas situaciones. Esto también me hace frenar y me impide ir hacía delante porque tengo dificultad en abrirme a otras opiniones o a otros modos de pensar. Mi ego puede estar profundamente herido y mi rencor se solidifica para hacer un quiste. Acepto ↓♥ dejar circular la energía libremente a través mío y tengo confianza en el hecho de poner por delante mis proyectos y pido ver las soluciones para que todo “fluya” mejor en mi vida.


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Hay varios tipos de cándida. La forma más frecuente en el ser humano es el cándida albicano. Aunque pueda encontrarse en el hombre o en la mujer, suele ser más frecuente en la mujer. Cándida es una palabra latina que significa blanca. Es una infección vaginal procedente de la proliferación de hongos bajo forma de levadura. Se parece a levadura blanca y con costra que se manifiesta después de un desorden de la flora vaginal. Las bacterias de la vagina controlan normalmente el cándida pero esta vez, cambia la situación. Esta infección está naturalmente vinculada a mi compromiso frente a mí – misma o a mi pareja con relación a mi sexualidad, a situaciones, expresiones y emociones no expresadas después de ciertos conflictos personales anteriores. Vuelvo a plantear mi actividad sexual y mi sexualidad, mi apertura a compartir con mi pareja aspectos más íntimos de mí – misma. La infección corre el riesgo de producirse si, por ejemplo, tengo una nueva pareja y que mi relación con ella es muy íntima. Hay probabilidades de que me abra más al amor, al compartir y a la entrega. Es nuevo para mí y necesito un poco de tiempo para tratar esta reciente situación aunque se manifiesta el cándida. El cándida puede también proceder del sentimiento de haber sido rebajado o de ser o sentirse sexualmente abusado por alguien. Es una especie de protección física y sexual porque la irritación me impide hacer el amor. ¿Qué es lo que tanto me irrita? Compruebo cual es el aspecto interior de mi sexualidad que está molestado y encuentro la verdadera causa de la irritación física e interior. Debo coger mi sitio en la vida respetándome. Debo ser ahora el candidato que será victorioso y que tomará la primera plaza. Tomo el tiempo de ver y valorar lo que sucede y acepto el amor, la apertura y la paciencia interiores tanto como los de mi pareja.


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A veces, la celulitis está caracterizada por la inflamación del tejido celular cutáneo o subcutáneo. La celulitis suele ser de naturaleza femenina (aunque es posible en los hombres) y se manifiesta por la retención de agua y un aumento de la distribución irregular de las toxinas y de las grasas en las nalgas, piernas, abdomen, nuca, espalda, etc. La celulitis se vincula con las ansiedades, aspectos de mí- mismo que retengo, emociones reprimidas, pesares y resentimientos que guardo. Está vinculada al compromiso de cara a mí – mismo u otra persona. Temo comprometerme plenamente con la persona que amo y rehuso ir hacía delante. Este miedo puede tener su origen en un acontecimiento en el cual viví un abandono. Me niego a contemplar cierta parte de mi juventud, porque con frecuencia, fui herido y marcado por ciertas experiencias traumatizantes que me agreden aún hoy y que frenan mi creatividad y mi corazón de niño. La celulitis se vuelve a hallar más en las mujeres que en los hombres porque yo, como mujer, empiezo muy joven a preocuparme de mi aspecto, con mi silueta que quiero perfecta según las normas de la sociedad. El aspecto estético es excesivamente importante. Compruebo cuáles son los sentimientos que me impiden ir hacía delante y acepto integrarlos despacio en mi vida diaria.


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El cuello del útero (igual como el útero) representa la feminidad, la matriz original y el hogar materno. Inhibo probablemente ciertas emociones referentes a mi hogar, mi familia o cualquier situación vinculada a ambos aspectos. Puedo sentirme culpable, rencoroso u odioso, pero no lo comento. El hogar suele representar un ideal por alcanzar, bien sea respecto de mi pareja o de mi familia. Puedo vivir grandes miedos, inseguridad o culpabilidad con la idea que este hogar no se formará como lo quisiera, o bien que corre el riesgo de disolverse, lo cual representaría para mí un fracaso. Seguirá una desvalorización con relación a quien soy y lo que soy capaz de realizar. ¿Tengo yo miedo de volver a vivir en mi hogar el enjuiciamiento de un fracaso que puede que tuve en el hogar en el cual crecí? Este tipo de cáncer está profundamente ligado a los principios del hogar nutricio, a mis actitudes y mis comportamientos con relación a éste. Acepto mirar con otra mirada este hogar que es el mío!


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Los pechos representan la feminidad y la maternidad. Este tipo de cáncer suele indicar ciertas actitudes y pensamientos profundamente arraigados desde la tierna infancia. Desde los años 60, en ciertos lugares del mundo, la mujer se afirma más, toma su lugar en la sociedad y quiere ir hacía delante. Entonces puedo tener dificultad en expresar mis verdaderos sentimientos, en encontrar un equilibrio entre mi papel de madre y de mujer cumplida. Estos conflictos interiores profundos me atormentan como mujer que busca el justo equilibrio. Se ha descubierto que este tipo de cáncer generalmente viene de un fuerte sentimiento de culpabilidad interior hacía uno – mismo o hacía uno o varios de sus hijos: “¿Porqué ha nacido. Qué hice para tenerlo? Soy bastante buena madre o mujer para cuidar de él?. Todas estas preguntas aumentan mi nivel de culpabilidad, llevándome a rechazarme y aumentando mi temor a que me rechacen los demás. Debo recordarme que “el amor por mi hijo siempre esta presente pero que mis pensamientos son muy poderosos y que debo vigilarlos”. Si me juzgo con demasiada severidad, toda mi ira y mi rechazo se amplificarán, y mis emociones estarán “expulsadas” al nivel de mis pechos, que se vuelven el símbolo de mi “fracaso”. Un cáncer del pecho quiere pues ayudarme a tomar consciencia de que vivo una situación de conflicto, tanto de cara a mí – mismo como a alguien más, que está vinculada a un elemento que forma parte de mi espacio vital, de mi “nido”. Frecuentemente se tratará de mis hijos, mis “pajarillos”, o de alguien a quien considero como tal (por ejemplo una madre enferma que siento desprotegida, como “un niño pequeño”). Puedo tener miedo de que mi “nido” (hogar) se derrumbe. También puedo tener un gran miedo o un gran estrés con relación a la supervivencia de uno de mis hijos o de todos ellos. En un sentido más amplio, el “nido” puede agrupar a mi cónyuge, mi hogar, mis hermanos y hermanas, particularmente si viven bajo el mismo techo. Es pues frente a la familia, lo que históricamente podría llamarse el clan, que tengo la sensación o el temor de que haya derrumbamiento, estallido. Los hombres como las mujeres pueden desarrollar este tipo de cáncer, que es frecuentemente el conflicto interior masculino en aceptar su propia naturaleza femenina. Sucede que algunos hombres manifiestan su lado femenino y materno casi tanto como las mujeres. Como hombre, nunca seré una mujer pero, energéticamente, puedo ser tanto o más femenino que ésta.

Por esto el cáncer de pecho, en mí que soy un hombre, está asociado a la estima de mí – mismo y a mi capacidad de expresar naturalmente mi lado femenino innato. Puede estar vinculado al hecho incluso de ser un hombre y al deseo inconsciente de ser una mujer. Es un aspecto que deberé equilibrar en mi vida. El lado izquierdo corresponde al campo afectivo y el derecho, al campo racional. El cáncer en el pecho izquierdo designa pues todas las dificultades afectivas y las emociones inhibidas en mí como mujer y más me vale aceptar la mujer y la madre en mí, y los sentimientos interiores que vivo con relación a cada uno de ambos papeles. En el seno derecho, el cáncer indica la mujer responsable y lo que se espera de mí (lo que pretendo hacer con esta mujer “exterior”). Observen que esto se aplica también a los hombres, aunque el cáncer del pecho en los hombres sea más escaso. Para mí, como mujer en el universo físico, el volumen y la forma de mis pechos pueden tener cierta importancia según las circunstancias. Se observa que si mi lado masculino es dominante (yang), puedo tener senos más pequeños y puedo considerarles frecuentemente como inútiles o sin valor. El cuerpo habla y mis senos también; soy yo la que he de decidir la importancia concedida a este símbolo femenino y sexual. La búsqueda de un equilibrio es importante y el cuerpo se ajustará energéticamente en consecuencia de las decisiones tomadas por la mujer (o el hombre) en el porvenir. Todo está en la actitud, el amor y la aceptación de sí.