Depredadores

Caminando por la playa me encontré con botellas y bolsas de plástico, colillas de cigarros, y desechos que escupe el mar, cuando los animales tienen suerte, cuando no, se lo lleva a los arrecifes ocasionando que muchas especies se ahoguen con nuestras porquerías y mueran víctimas de nuestra indiferencia. Entonces entendí lo que significa depredar; nosotros somos la especie depredadora por excelencia, no existe otro animal que ocasione tanto daño al planeta, no existen colmillos que causen tanto dolor, ni garras que aplasten todo a su paso... sólo nosotros.Depredamos en todos los sentidos, nos depredamos entre nosotros, depredamos especies y las extinguimos, depredamos el planeta, depredamos, depredamos, depredamos, y quiero repetir esa palabra tantas veces como me la repetí en la cabeza, para que toque fibras, para que cada una de sus letras nos insulte y busquemos una forma de cambiar. Les voy a hablar de las cosas más pequeñas, que no dejan de ser terribles, pero como nos parecen insignificantes, como siempre tenemos cosas más importantes en qué pensar, los damos por tonterías y seguimos viviendo con ellas. Es verdad que la cadena alimenticia nos permite comernos otros animales, pero la cadena alimenticia no tenía previsto los mataderos violentos, ni la pesca devastadora, ni la crueldad, ni el desperdicio. Cada que comemos carne estamos apoyando a los rastros, estamos consumiendo toxinas, sufrimiento, rabia que entra a nuestro sistema y se asila en él. Cada que compramos un filete somos cómplices de lo que sucede. ¿Cómo podemos ayudar si no queremos dejar de comer carne? Hay lugares que venden carne orgánica (el término es incorrectamente utilizado porque toda la carne es orgánica pero lo que quiere decir es que está limpia de crueldad, pero en qué momento quitar la vida, aunque no duela, no es cruel), podemos consumir carne de soya, lo cuál es una mejor idea, gluten, que es delicioso y hasta más nutritivo; en fin hay decenas de alternativas para ajustar nuestros gustos y forma de vida. Los mariscos los debemos comer en la playa, en lugares de pesca artesanal, investigar cuál es el pescado de la región y consumir lo que dé ese mar, sino estamos apoyando la pesca descontrolada de los japoneses. ¿Sabían que los japoneses, con el fin de pescar atún, cometen unas atrocidades desgarradoras? ¿que pescan con redes tan grandes que asesinan ballenas, delfines, tortugas...? ¿Cómo se siente saber que cada que abrimos una lata de atún importado de Japón, estamos apoyando que esta masacre continúe? El trato que se le da a los animales que nos comemos es deplorable, hay que ver los camiones llenos de pollos hacinados, de marranos lastimados y aterrados, de vacas aplastadas en jaulas, rumbo al matadero. Hay que ver las técnicas para matarlos, hay que ver la gente que maneja a los animales, los desalmados que los golpean porque al fin "ya se van a morir, ya qué". Hay que ver cómo viven estos animales, como los pobres patos escogidos para hacer foie gras, ¿sabe rico verdad? Pues les cuento que ese paté de hígado que comen es resultado de una vida espeluznante. Los patos son criados en jaulas que no les permiten moverse, los alimentan con granos y los van cambiando de jaula conforme van creciendo, el hígado llega a un punto tan grande que podría explotar. Estamos matando animales a lo loco por sus pieles, para que las estrellas de Hollywood luzcan hermosas en los Oscares, para tener en el clóset un cementerio de minks colgando a costos millonarios que hacen más apetecible la industria. Científicos de laboratorios prueban cosméticos en animales, los enferman, los matan, para que nosotras podamos tener unas pestañas largas y pobladas. La industria tabacalera enferma a changos probando cigarrillos para que los humanos puedan saciar sus vicios. Los circos secuestran vida silvestre para que bailen en un tutú, las corridas de toros siguen siendo el circo romano del SXXI y la gente asiste a aplaudir el asesinato impune y violento de un toro humillado. Las peleas de perros y gallos siguen cobrando apuestas, los bosques son talados sin discriminación amenazando la biósfera, contaminamos los ríos, nos sumergimos en basura, llenamos el aire de carbono... ¿sigo? En cada cosa que hacemos podemos estar apoyando la depredación, en cada producto que compramos podemos estar avalando la crueldad, en cada bocado que comemos podemos estar aplaudiendo la brutalidad. Claro que podemos ayudar, claro que podemos tomar conciencia y convertirnos en seres responsables con el entorno, respetuosos de la vida en cualquiera de sus presentaciones, amantes de lo que la tierra nos da. No se trata de irnos a los extremos, no se trata de volvernos vegetarianos y no volver a probar un pedazo de carne, si podemos hacerlo es lo mejor pero si de plano no estamos dispuestos, bajemos el consumo, acudamos a tiendas orgánicas, investiguemos cuáles alternativas tenemos para moderarnos. Si vamos a comprar maquillaje cerciorémonos que no sea probado en animales, NO compremos pieles, hay materiales sintéticos que dan la misma impresión, informémonos de lo que sucede y busquemos maneras de ser proactivos y no destructivos. Dejemos de depredar, dejemos de matar por matar, de hacernos de la vista gorda y dejar que otros hagan el trabajo sucio; no permitamos que se haga el trabajo sucio, es tan culpable el que tira la piedra como el que lo vio y no dice nada, es tan culpable el que mata la vaca como el que le agarra la pata, dicen por ahí.