Mi familia
A veces uno no puede evitar preguntarse: ¿será que cometo un error por no vivir cerca de mi familia? ¿será que lo de verdad importante en la vida es exprimir cada segundo con los tuyos y no cambiarlos por una vida que te haga más feliz en otro lugar? ¿Será que la felicidad debe de buscarse en torno a poder estar cerca de la familia?
No sé. La respuesta no la tengo. Quiero pensar que cada quién debe de hacer su vida de la manera en que mejor se sienta y si eso resulta siendo lejos de la familia, entonces buscar, como disciplina del corazón, visitarlos seguido y pasar tiempo de calidad con ellos.
Quiero pensar que, aunque me he perdido momentos increíbles en familia, cuando nos vemos los recuperamos, nos abrimos el corazón durante el tiempo que tenemos para compartirnos y entonces la magia sucede; las almas encuentran su modo de conectar asombrosamente, como si no hubiera pasado ni un día sin vernos.
Necesito pensar que cada quien vive el camino que ya está escrito y aprende lo que debe de aprender, cerca o lejos de quienes amas para alcanzar las metas que destino prevé.
Por eso cuando los veo, cuando estoy con mi familia, intento darles todo de mi, todo mi amor, toda mi atención, toda mi energía, para reponer los fragmentos de dedicación que uno pone cuando la cercanía cae en la monotonía.
Cuando estoy sentada en esos muebles que me vieron crecer, cuando me cuentan por milésima vez la historia del butaco que materializó mi primera obsesión de vida, cuando recuerdo el pan de mi abuelo y la risa de mi abuela, es cuando más sonríe mi espíritu. Cuando escucho esos chistes, que me sé de memoria, agradezco a la vida por tener la bendición de escucharlos de nuevo. Me río con el alma porque es ella quien disfruta, quien se recuesta y toma una siesta en el regazo de mi familia.
Y cada día los pienso, cada día deseo llamarlos, aunque no lo haga tan seguido, cada día mi alma se conecta con aquellos seres que significan mi línea de vida, mi único linaje que respeto y amo de maneras insospechadas.
Así, con el alma conectada a la suya, espero ansiosa nuestro próximo encuentro.