Me observo y dejo ir

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Una de las “verdades” que nos han dicho desde que somos pequeños es que nada de lo que pasa es culpa nuestra. Obsérvense cuando algo se salga de sus manos y se encontrarán buscando culpables que los absuelvan de su responsabilidad.

Observarse es mirarse accionar.

Logré observarme y con ello entender mi reacción, un día cualquiera cuando Mr. JC trataba de abrirnos paso entre la lluvia, mientras jalaba una pequeña maleta.

Yo, mujer al fin y al cabo, venía echando chisme con mi cuñada mientras corríamos para guarecernos de la lluvia. Por andar en el chisme y no ir presente en el hecho de que estaba corriendo bajo la lluvia, alcancé a pisar la maleta que Mr. JC arrastraba y me fui de jeta contra el planeta.

Cuando digo de jeta es de jeta, no exagero. Mi cara se vio a milímetros del pavimento y mi dedo gordo de la mano derecha sufrió el peso de mi cuerpo. Me dolieron hasta las pestañas, ¡entre más pasan los años, más duele caerse!

En ese segundo me incorporé y, en vez de reaccionar, me detuve, respiré y me observé: yo era dolor y mi ego estaba golpeado por la “humillación”, la única culpable: yo. Sin embargo, mi ego lanzó la idea hacia mi boca con deseo de que saliera en forma de palabras: Mr. JC tiene la culpa porque no jaló más rápido la maleta.

Mi ser no me permitió reaccionar ante tal pensamiento de mi ego. Por supuesto Mr. JC no era el culpable, era yo, la que se cayó fui yo y la que no venía atenta era yo. Por qué armar un problema donde no lo había, sólo porque mi ego no quería sentirse idiota por querer echar chisme y correr a la vez.

Así me di a la tarea de afrontar todo lo que me pasa. Porque al hacerlo por primera vez quedé con el mejor sabor de boca aunque mi dedo estuviera lastimado. Me asumí culpable, aprendo mi lección, me perdono porque estoy aprendiendo en el camino y entonces, sólo entonces, dejo ir.

Es imposible dejar ir algo que no es tuyo ¿verdad? Por eso para poder dejar ir las emociones que me causan determinadas situaciones, necesito hacerlas mías primero.

La práctica es más o menos así: algo sucede que te enoja. Te observas sintiendo tu enojo. No reaccionas. No permitas que el ego te domine. Responsabilízate de lo que sientes, nadie te está haciendo sentir enojo, tú elegiste sentirlo, tú elegiste que te afectara.

Respiras, sientes compasión por ti mismo, porque sólo reaccionas según tu experiencia de vida; nadie, nadie tiene el poder de enojarte, sólo tú. Con esa compasión te perdonas y agradeces tener la mente abierta para seguir evolucionando. No te rindes. Es una prueba de resistencia (de resistir, no de ponerla).

Cuando te responsabilizas y observas puedes manejar tus emociones y si puedes manejar tus emociones, tienes todo para ser feliz.

¡Hoy es viernes de meditación! ¿Sabían que la meditación reduce significativamente los niveles de presión de la sangre?

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