Las memorias de mi abuela
Últimamente he pensado en la vejez, que yo recuerde no había desmenuzado en el pasado la idea de envejecer. Se aparece cuando me distraigo, una sombrita en mi cabeza que me lleva el pensamiento hasta ella, mi abuela. La vida la ha mudado de realidad, a una nueva, en la que ella habita mezclada entre recuerdos descuadrados que confunde sin saber, en donde muchas de las memorias se esconden en una caja de cristal.Desde pequeña me gustaba guardar las memorias para nunca olvidarlas, crear momentos dignos de atesorar que archivo como el recuento de mi vida. No estoy segura de recordar muchas cosas de mi niñez, me cuentan sobre episodios de mi vida que para mi conciente son como si no hubieran pasado, sin embargo estoy segura que están guardados por ahí, en alguna grieta de mi cerebro. Con el tiempo esa grieta se va llenando de recuerdos que se absorben entre sí, ¿será mejor acercarse a la muerte recordando menos para dejar ir la vida con más facilidad? Y pienso en las memorias de mi abuela, cuando mi abuelo aún vivía, todas se desvanecen en un espacio lleno de partículas de recuerdos que nadie reclamó. Tanto temo ser olvidada como olvidar, y ahora intento cazar, como si fueran mariposas, algunos recuerdos despistados que ronden por ahí. Miro una fotografía de mis abuelos en el refrigerador, recuerdo sus voces como un eco en mi cabeza, y no quiero que se desvanezca con el tiempo; perder en la sopa del pasado lo que siempre he querido conservar. Una vez un viejo me dijo la vida es corta pero no entendí a qué se refería, con todo el camino que me quedaba por labrar era absurdo imaginarme mi primera cana. Pasó la tercera parte de una vida como un soplo; aquel viejo, ya no está. Y repaso las memorias de mi abuela, cuando yo era muy pequeña y poco la veía por la tierra que nos separaba. Y recuerdo la panadería de mi abuelo, el chocolate con almojábana, las vacaciones en su casa cuando a penas comenzaban a formarse mis memorias. Cuando tomo su mano me sumerjo en su realidad, libero a aquellas mariposas cabalgadas por instantes que sostienen a la abuela cual cometa bajo el cielo azul.