Mi pareja no es muy espiritual que digamos...
¿Qué pasa cuando tú decides ser más curiosa en tu espiritualidad que él? ¿Eres más iluminada o avanzada que él? ¿Eso hará que lo dejes de amar o que te deje de amar?
La respuesta a esto es un NO rotundo. La práctica espiritual no tiene porqué intervenir en tu relación, así como tu relación no debe ser una limitante para la práctica espiritual que te nazca.
Hoy es muy común que las mujeres (aunque hay muchos hombres, este es un movimiento más femenino) nos comenzamos a interesar por la meditación, la energía, la devoción y creencia en Ángeles, maestros, guías, las otras vidas, el karma etc. Y lo que es una realidad no discutible es que todo eso nos está ayudando a muchas personas alrededor del mundo.
Si reconectarme con mi ser y reconocerme como un ser divino merecedor de todas las bendiciones del universo es una hippiada, entonces seremos las más hippies, pero hippies o no, fomentar nuestra espiritualidad nos trae beneficios tangibles en cómo experimentamos la vida, en las perspectivas y los desapegos. Para mi siempre será fundamental, no que mi esposo esté necesariamente de acuerdo conmigo pero que respete y pueda escucharme con interés, mis ideas, mis creencias y mis puntos de vista.
Hay veces que yo le cuento lo que siento o experimento y me da risa, pienso "Dios, debe de estar pensando que ahora sí se me tostó la nuez" y él me reafirma que mis ideas están interesantes. Con esto aprendía que yo misma me censuraba por temor a él qué iba a pensar. Poco a poco, entendí que lo que él pensara no tenía por qué interferir en mi práctica o en mis creencias.
Si es muy lindo compartir el camino espiritual con la pareja, que él también se interese y naveguen juntos por todas esas herramientas maravillosas para explorar el interior de cada uno, que hoy están a la mano. Pero si la persona que amas no comparte eso contigo, entonces así es y la aceptación con amor es lo mejor.
Partiendo de la base del respeto por las creencias de cada individuo en una relación, no es necesario que tu pareja haga contigo yoga y medite y lea oráculos de ángeles; una creencia es que tenemos que ir por el mundo convenciendo a todos de cómo pensamos y obvio, como sentimos que la espiritualidad lo mantiene a uno cuerdo pues queremos que nuestra pareja experimente lo mismo.
Es muy común convertirnos en la Evangelizadora en casa. Ya pasé por ahí y en mi caso, más renuencia encontré el él. Entre más lo joda yo para que haga yoga, menos hace. Cuando me rendí, le comenzó a resultar interesante, y así también se vio reflejado en otros aspectos.
Creo que cuando uno practica su espiritualidad sanamente, los resultados se ven, somos menos víctimas de nuestras emociones, comenzamos a expresarnos mejor, tenemos más tolerancia al silencio y paciencia en lo que antes no, comenzamos a dejar ir más fácil sabiendo que si una puerta se cierra, otra se va abrir y todos esos pequeños avances se traducen en más bienestar.
El bienestar se nota, se contagia, incluso. La experiencia que yo he tenido con mi pareja y con varias parejas que me rodean es que cuando uno de los dos (regularmente la mujer) se ocupa de su espiritualidad, el otro, inevitablemente termina siguiendo.
Eso sí. Todo tiene que llevar un proceso orgánico, tiempo, análisis y lecciones. Debes de confiar en que eso también tiene tiempos perfectos y que no es tu responsabilidad cósmica "convertirlo" en un yogui o reiki master sayayin.
No quiero decir que necesariamente tu pareja se interese por tu camino de esta manera, pero si lo que te gustaría es que lo hiciera, la mejor forma es viviendo tu camino al máximo, sin presionarlo para que él lo haga de tu misma forma.
Algo fundamental en la pareja es respetar lo que el otro piensa y honrarlo de verdad, no de manera condescendiente, porque honestamente, nuestro camino espiritual es simplemente una forma más de vivir la vida, pero no por fuerza la mejor para todo el mundo.
Entendiendo la raíz de ese concepto, podemos comenzar ser más sensatos a la hora de aceptar a la persona con la que escogimos o escogemos cada día, pasar nuestro tiempo, nuestra vida. Pretender que la otra persona sea igual, piense igual, actúe igual que nosotros o que necesite lo mismo que uno, es egoísta y sesgado.
Parte importante de vivir presente y en conciencia es la aceptación del proceso de cada quien, amorosamente acompañando a nuestra pareja en su vida, como él/ella nos acompaña.
Permite que el universo obre y enfócate en lo que quieres manifestar y no en la carencia de ello, es la única manera de volver cualquier sueño realidad.
Con todo mi amor,