Perder es morir un poco
Les he compartido lo que la muerte me ha enseñado durante este año. Para quienes no han tropezado con esas columnas en las que les cuento mi experiencia, haré un breve recuento.
Este año lo inauguré con la partida de mi abuela. Tuve la dicha de tenerla en casa para fin de año. El día que viajó nos despedimos para siempre. Dos días después de llegar a su natal Medellín, Colombia, murió.
Para el mes de mayo, la vida volvió a impartirme una dura lección. Mi tío, casi un abuelo para mí, murió tras bastante sufrimiento.
Los dolores se me fueron acumulando. Sin embargo, soy una persona que se protege detrás de una coraza de acero. Aprendí desde muy pequeña a lidiar con todo tipo de pérdidas y mi forma de asumirlo es poner mis emociones en un cajón, seguir viviendo y obligarme a entender que cuando se sufre una pérdida, no queda más que seguir adelante.
Fue la tercera muerte del año, la pareja de una buena amiga, que me sacudió y con la que se destaparon los dolores no expresados. Entonces comencé a entender la importancia de sanar las pérdidas y las desventajas de mirar para otro lado y evitar el enfrentamiento de mis emociones.
Así fue, poco después cuando una bella mujer me escribió tras conectar con mi columna: Marga Gómez, Tanatóloga y Logoterapeuta especializada en enfermos terminales.
La vida nos llevó a conocernos y no demoré en invitarla a que nos compartiera su sabiduría en el tercer episodio de Conversaciones.
Una pérdida puede ser desde la mudanza de una ciudad a otra, hasta la muerte de un ser querido. Esto suena a ir de lo fatuo a lo profundo, pero aunque no lo crean, las pérdidas, por pequeñas que sean, van manchando nuestra energía y ello desarrolla comportamientos y patrones que limitan nuestro funcionamiento.
Marga recomienda ampliamente buscar ayuda profesional cuando de una pérdida humana se trata. Jamás lo había visto así. Jamás había imaginado que la muerte, idealmente, se debe tratar con un tanatólogo o terapeuta.
No es indispensable, pero “te vas a tardar más en superarlo”, asegura Marga.
Cuando alguien muere, en muchas ocasiones, nos quedamos con cosas que decirle, con sentimientos no expresados. Todas esas frustraciones ancladas a la comunicación que no se tuvo, se van acumulando y mutan en lutos patológicos que pueden durar años y que merman nuestra calidad de vida y nuestra presencia consciente.
Los invito de todo corazón a que vean este interesante episodio deConversaciones con Marga Gómez. Personalmente me ayudó a entender que la muerte, aunque es un paso natural, también es indispensable poner la energía correcta en sanarla, pero sobre todo encontrar el lugar en donde pondremos la energía que teníamos invertida en esa persona que murió.
No se pierdan esta sanadora conversación que les ayudará a comprender los pasos para sanar, las etapas de quienes en vida sufrimos la pérdida de un ser querido y las herramientas y soluciones para trabajar el duelo.
Para entrar al tercer episodio de Conversaciones da click o copia en tu navegador:www.alasdeorquidea.com/conversaciones-marga-gomez
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