Descubriendo un Marciano

m1Hace un año llegó un marciano a la casa. Yo pensé que había escogido a quien sería mi mascota compañera, pero resulta, o por lo menos así sospecho, que fue un aliencito que me escogió para poder llevar a cabo un robo interplanetario.

Mis primeras pistas fueron la captación de algunas señales con sus antenas disfrazadas de orejas caninas.

m3

Mi siguiente pista fue que los ojos no coincidieran con el resto del disfraz ¿perro conm2 ojos de gato?

m5m4Pero lo que es más asombroso aún es su técnica de hipnosis adquirida de los personajes famosos que probablemente en su planeta fueron usados como ejemplo para dominar el mundo humano.

m7m6Aunque ya una vez entrada en investigaciones alienígenas, encontré su increíble parecido con uno de los ayudantes de Santa. ¿Coincidencia? Yo creo que no.

La primera vez que la vi, pensé que tendría descendencia de coyotes...m8

m10m9Después me distrajo su porte animal y juré que algún antepasado australiano corría por sus venas...
Pero fue cuando la vi caminar que me convencí que no era ni gato, ni perro, ni coyote, ni canguro, ni un ayudante de Santa Claus, sino un marciano con ojos de sueño que vino a robarnos el corazón...
MAYATH DEL SOCORRO FRANCISCA FERRAND MELÉNDEZ ¡TE CACHAMOS!
Ana Bolena Meléndez

Soy Ana Bolena, pero dime Annie. Me certifiqué como Terapeuta en Sexualidad y Menstruación porque mi propia búsqueda de sanación me llevó a explorar a fondo el poder del cuerpo femenino. Durante años guié a mujeres a reconectar con su sensualidad y energía femenina, pero entonces llegó la Perimenopausia y todo cambió. Me di cuenta de que este camino necesitaba algo más que sensualidad: necesitaba claridad, sostén y un estilo de vida que nos ayude a vivir esta etapa con poder. Así que me metí de lleno a entenderlo, a experimentarlo, y ahora estoy aquí para compartir lo que he aprendido. La Peri no tiene por qué ser un caos, puede ser tu mejor transformación.

http://www.milunayoni.com
Anterior
Anterior

Antropología Aplicada en Nueva York

Siguiente
Siguiente

Sobre nubes de algodón